Consejos para la piel irritada

Prebióticos: ¿qué son y qué beneficios tienen en la piel?

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, llegando a medir alrededor de unos 2 m² aproximadamente. Junto con las uñas, el pelo y las glándulas sebáceas y sudoríparas, la piel conforma el sistema tegumentario. Entre las muchas funciones que realiza, la principal que ejerce la piel es la de proteger al organismo de agresiones externas.

Está formada por una capa llamada dermis y otra llamada epidermis. La epidermis es la capa exterior de la piel y su labor es proteger las capas internas. Está compuesta por distintos tipos de células, entre las que se encuentran las células planas, las redondas y los melanocitos.

Prebióticos y probióticos

Para poder ejercer su función de protección, la piel cuenta con un conjunto de microorganismos que residen en ella, denominados comúnmente flora de la piel. La microbiota cutánea o flora de la piel está compuesta por hongos, parásitos y numerosas bacterias que se suelen encontrar en las primeras capas de la epidermis y en la parte superior de los folículos capilares. Estos microorganismos son beneficiosos para la piel y no ejercen ningún daño sobre ella. Todo lo contrario, se encargan de combatir a los organismos patógenos que atacan a diario, para que no proliferen.

La microbiota de los seres humanos depende de múltiples factores. Por ejemplo, influye si la persona ha nacido mediante cesárea o parto natural. Así, desde ese mismo momento, la microbiota se ve alterada. Finalmente, la persona adquiere la microbiota madura aproximadamente a los 3 años de edad. A lo largo de su vida, ésta variará dependiendo de la actividad física que realice, sus hábitos alimenticios o su índice de masa corporal.

Mantener la microbiota cutánea sana es fundamental para garantizar la salud de la piel. Una tarea en la que juegan un papel decisivo los prebióticos y los probióticos para la piel, y que por ello han sido incorporados a numerosas cremas cosméticas.

Es necesario diferenciar entre prebióticos y probióticos:

  • Los prebióticos son fibras especializadas de origen vegetal que sirven para estimular el crecimiento bacteriológico necesario para el buen mantenimiento de la piel.
  • Los probióticos, por contra, son microorganismos vivos, generalmente cepas concretas de bacterias. Al sumarse al resto de bacterias sanas de la piel contribuyen a enriquecer la variedad de la microbiota.

¿Para qué sirven los prebióticos?

Los beneficios de los prebióticos sobre la salud general del organismo son amplios:

  • Equilibran la flora intestinal, dado que incrementan el número de bacterias que se encuentran en el colon.
  • Estimulan el aparato defensivo y favorecen la absorción de minerales como el magnesio, el calcio o el hierro.
  • Mejoran el sistema nervioso central, el aprendizaje y los distintos procesos cerebrales y de memoria. Pueden también mejorar el estado de ánimo de las personas.
  • Promueven la disminución del colesterol, los triglicéridos y otros lípidos.
  • Ayudan a combatir problemas dermatológicos como la dermatitis en lactantes o el acné.
  • Reducen el estreñimiento porque regulan y acortan el tránsito intestinal.
  • Protegen y cuidan la piel.

¿Cómo actúan los prebióticos en la piel?

Los prebióticos son encadenamientos de moléculas de azúcares que no son ingeridos por el organismo, sino que interactúan con las bacterias que se encuentran en la piel. Estas bacterias se alimentan de prebióticos, descomponiéndolos y liberando compuestos que resultan de un gran beneficio para nuestro cuerpo. Esta liberación de moléculas favorables para la piel estimulan la protección y refuerzan la salud de la piel.

¿Qué tipos de prebióticos existen?

Existen dos tipos de prebióticos principales, los de origen bacteriano y las levaduras. La mayoría son tipos de carbohidratos, como los oligosacáridos. Entre ellos, los más habituales son:

  • Los fructanos, capaces de estimular las bacterias productoras de ácido láctico. En este grupo pueden incluirse la inulina y la ligofructuctosa (FOS).
  • Los galactooligosacáridos (GOS), que surgen de la escisión de la lactosa.
  • El almidón o su variante resistente, los oligosacáridos, que derivan de la glucosa.
  • Los oligosacáridos no carbohidratos, como los flavonoides que derivan del cacao y que estimulan las bacterias ácido lácticas.
  • La lactulosa, un disacárido sintético utilizado contra el estreñimiento.
  • Otros oligosacáridos derivados de la pectina.

Beneficios de los prebióticos en la piel

Es importante mantener una microbiota sana, ya que este conjunto de microorganismos llevan a cabo diversas funciones en nuestro cuerpo y mantienen la piel sana, firme e hidratada.

Los principales beneficios de los prebióticos en la piel son:

  • Fortalecen la barrera natural protectora de la piel y la protegen frente a muchos agentes patógenos externos presentes en el aire que respiramos. Además, refuerzan el sistema inmune. Malos hábitos como la falta o el exceso de higiene pueden alterar el equilibrio del microbioma y desencadenar efectos no deseados.
  • Favorecen la regeneración de la piel, contribuyendo a la cicatrización y evitando el daño celular.
  • Contribuyen a mantener la hidratación de la piel y a la absorción de vitaminas y minerales que son esenciales para cuidarla y mantenerla saludable.
  • Favorecen el mantenimiento y enriquecimiento de las bacterias que habitan el microbioma cutáneo.
  • Reducen las marcas en la piel, ayudando a la cicatrización o disminuyendo el acné.

¿Dónde se encuentran los prebióticos?

La principal fuente de prebióticos es la alimentación. Los distintos alimentos aportan diferentes tipos de prebióticos. De ahí la importancia de tener una dieta variada que incluya el mayor número de bacterias beneficiosas posible.

  • Es muy frecuente encontrarlos en frutas y verduras que contengan gran cantidad de carbohidratos complejos como la fibra o el almidón resistente. Entre ellos el espárrago, el puerro, la alcachofa, el ajo, la cebolla, las manzanas o los plátanos.
  • También, es posible encontrarlos en numerosos cereales como la avena, los frutos secos como las nueces, las legumbres como las lentejas rojas, el chocolate negro, la leche o la miel.

Además, son numerosas las cremas con prebióticos, como por ejemplo la Crema Protectora Prebiótica de Halibut, que ayuda a fortalecer la barrera natural de la piel frente a los agentes externos, contribuye a hidratar y regenerar la piel, reequilibra la microbiota cutánea, promueve la acción emoliente y previene el enrojecimiento. Se trata de la primera crema de la firma con una fórmula a base de prebióticos, que combinan gluco oligosacárido e inulina. Incluye también vitamina A y lanolina. Sus características hipoalergénicas la hacen apta para todo tipo de pieles y que pueda ser usada con frecuencia mediante una aplicación suave con la mano y movimientos circulares por la mañana, tarde y noche.

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